El Portero del Prostíbulo |
Escrito por Administrador | |
lunes, 31 de marzo de 2008 | |
No había peor oficio en el pueblo que ser “El Portero del Prostíbulo”
Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?. De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir,
Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven negociante con muchas inquietudes, muy creativo y emprendedor y decidió modernizar el negocio. Al portero, le dijo: A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta, va a preparar un informe semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y además anotará sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.
"señor, pero no se leer ni escribir."
- "¿Cómo?... cuánto lo siento, pero indiscutiblemente tendré que prescindir de sus servicios, pues así no me es de utilidad". Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, el lograba hacer un arreglo sencillo y provisional. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo, pero solo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza arruinada.
Entonces pensó que usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa.
Habiendo regresado ya a casa, cierto día un vecino llamó a su puerta: Entiendo, pero yo se lo devolvería mañana temprano". "¡Esta bien! A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta.
“-Mire amigo, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende-?”
Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días y aceptó. Volvió a montar su mula y a su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue. En el viaje siguiente, arriesgó un poco mas de dinero trayendo más herramientas de las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes. La voz empezó a divulgarse por el pueblo y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes. Con el tiempo alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, adaptó una vidriera y el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo.
Todos estaban contentos y compraban en su negocio.
Un día, se le ocurrió que su amigo el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos. En diez años, aquel hombre se transformó en millonario con su trabajo como fabricante de herramientas. Un día decidió donar una escuela a su pueblo. En ella, además de leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios mas prácticos del momento. En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, hizo que cortara la cinta, lo abrazó y le dijo:
“-Es un gran orgullo para nosotros agradecerle por este gesto tan meritorio para nuestra comunidad el que usted nos haya donado esta escuela; le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas.-” “-Yo se lo puedo contestar-” respondió el hombre con calma. “-Si yo hubiera sabido leer y escribir... ¡sería el portero del prostíbulo!-” Moraleja
Fuente: Nos llegó por email Que tengas un Excelente día y no olvides de compartirlo.
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Modificado el ( lunes, 31 de marzo de 2008 ) |
Equipo Ganador |
Aquel que tiene éxito tiene un programa.
Fija su curso y lo respeta.
Traza sus planes y los ejecuta.
Avanza directamente hacia su meta.
Sabe a donde quiere ir y sabe que allí llegará.
Ama lo que hace y ama el viaje que lo está llevando hacia el objeto de sus deseos.
Rebosa de entusiasmo y está lleno de fervor.
Este es el Hombre que alcanza el Éxito.
Anónimo