El Cuaderno Rojo |
Escrito por Administrador | |
miércoles, 06 de agosto de 2008 | |
¡Una Historia que no puedes perderte!
El cartero extendió el telegrama.
Una expresión de sorpresa mas que de dolor. José Roberto continuó parado, mirando al vacío. Ninguna lágrima, ningún dolor.
Nada! Por qué no sentía nada por la muerte del viejo? Como un torbellino de pensamientos confusos,avisó a la esposa, tomó el micro y se fue, venciendo los silenciosos kilómetros de ruta mientras la cabeza giraba a mil. En su interior, no quería ir al funeral y, si estaba en camino era solo para que la madre no estuviera más triste.
Ella sabía que padre e hijo no se llevaban bien. Un empleo razonable, casamiento, llamadas a la madre para Navidad, Año Nuevo o Pascua... Se había desligado de la familia, no pensaba en el padre y la última cosa en la vida que deseaba era ser parecido a él.
En el velorio: pocas personas. Cuando vio al hijo, las lágrimas corrieron silenciosas, fue un abrazo de desesperado silencio.
Después, vio el cuerpo sereno envuelto por una manta de rosas rojas, como las que al padre le gustaba cultivar.
Era como estar delante de un desconocido un extraño, un...
Ahora, podría volver a casa, porque aquél que no lo amaba, no estaba mas para darle consejos ácidos ni para criticarlo. Hace mucho tiempo podrías haberlo recibido - dijo.
Pero, infelizmente solo después que él se fue lo encontré entre las cosas más importantes...
La luz mortecina del micro,le mostró un pequeño cuaderno de tapa roja. En la primera, arriba, reconoció la caligrafía firme del padre:
"Nació hoy José Roberto. A medida que hojeaba, devorando cada anotación, sentía un dolor en la boca del estómago, mezcla de dolor y perplejidad, pues las imágenes del pasado resurgieron firmes y atrevidas como si terminaran de pasar!
"Hoy, mi hijo fue a la escuela. La vida de él será diferente de la mía, que no pude estudiar por haber sido obligado a ayudar a mi padre. Para mi hijo deseo lo mejor. No permitiré que la vida lo castigue". Otra página "Roberto me pidió una bicicleta, mi salario no dá, pero él la merece porque es estudioso y dedicado. Pedí un préstamo que espero pagar con horas extras". José Roberto se mordió los labios. Recordaba su intolerancia, De las peleas para tener la soñada bicicleta. Si todos los amigos ricos tenían una, por qué no podía tener la suya?
“Es duro para un padre castigar a un hijo Y se que él me podrá odiar por eso; pero, debo educarlo para su propio bien." José Roberto cerró los ojos y vio la escena cuando por causa de una borrachera, hubiera ido a la cárcel aquella noche, si el padre no hubiera aparecido para impedirle ir al baile con los amigos... Recordaba el auto retorcido y manchado de sangre que había chocado contra un árbol...
Parecía oír sirenas, el llanto de toda la ciudad mientras cuatro cajones seguían lujubremente para el cementerio. El "viejo" escribía de madrugada. Momento de soledad, en un grito de silencio, porque era de esa manera como era él, nadie le había enseñado a llorar y a dividir sus dolores, el mundo esperaba que fuera duro para que no lo juzgaran ni débil ni cobarde.
Y, ahora José Roberto estaba teniendo la prueba que, debajo de aquella fachada de fortaleza había un corazón tan tierno y lleno de amor. Aquella del día en que había partido: - "Dios, que hice mal para que mi hijo me odie tanto? ... Por qué soy considerado culpable, si no hice nada, sino intentar transformarlo en un hombre de bien?" "Mi Dios, no permitas que esta injusticia me atormente para siempre. Que un día, él pueda comprenderme y perdonar por no haber sabido ser el padre que él merecía tener." Después no había más anotaciones y las hojas en blanco daban la idea de que el padre había muerto en ese momento, José Roberto cerró de prisa el cuaderno, el pecho le dolía. El corazón parecía haber crecido tanto, que luchaba para escapar por la boca.
No vio el micro entrar en la terminal, se levantó desesperado y salió casi corriendo porque necesitaba aire puro para respirar.
En su egocéntrica ceguera de adolescente, jamás había parado para pensar en verdades más profundas. Aquellos días de poca reflexión todo era juventud, salud, belleza, música, color, alegría, despreocupación, vanidad.
No era él un semidios? De repente.
En el juego de la vida, él era el padre y sus actuales contestaciones. Seguramente por no tener tiempo, pues estaba muy ocupado con los problemas, la lucha por la supervivencia, la sed de pasar fines de semana lejos de la ciudad, con ganas de profundizar en el silencio sin necesitar dialogar con sus hijos. Jamás tuvo la idea de comprar un cuaderno de tapa roja para anotar una frase sobre sus herederos, jamás le había pasado por la cabeza escribir que sentía orgullo de aquellos que continuan su nombre.
Justamente él, que se consideraba el más completo padre de la Tierra?
Quiso gritar, procurando agarrar al viejo para sacudirlo y abrazarlo, encontró solo el vacío. Entonces, José Roberto acarició los pétalos y recordó la mano del padre podando, y cuidando con amor.
Por qué nunca percibió todo esto antes? "Si Dios me mandara a elegir, juro que no querría haber tenido otro padre que no fueras tú viejo!" "Gracias por tanto amor, y perdóname por haber sido tan ciego." “HABLA, DISFRUTA, ABRAZA, BESA, SIENTE Y AMA A TODAS LAS PERSONAS QUE PUEDES VER Y TOCAR"
|
|
Modificado el ( miércoles, 06 de agosto de 2008 ) |
Equipo Ganador |
Aquel que tiene éxito tiene un programa.
Fija su curso y lo respeta.
Traza sus planes y los ejecuta.
Avanza directamente hacia su meta.
Sabe a donde quiere ir y sabe que allí llegará.
Ama lo que hace y ama el viaje que lo está llevando hacia el objeto de sus deseos.
Rebosa de entusiasmo y está lleno de fervor.
Este es el Hombre que alcanza el Éxito.
Anónimo